Relato
sobre la fabricación del tren de juguete
En
el momento en que se anunció en qué consistía la tarea propuesta para la clase
siguiente, realizar un tren de juguete, me llevé una grata sorpresa. Esto, ya
que no clasifica dentro de las actividades académicas que usualmente nos son
delegadas a los estudiantes de licenciatura en español y literatura. Por tanto,
fue agradable el hecho de llevar a cabo un proyecto fuera de los parámetros de
la rutina formalista de “universitario”. De hecho, debido a que se ha
configurado un canon al que se circunscriben las labores estudiantiles y a esa
imagen cuadriculada a menudo se asocian valores como disciplina, madurez e
intelectualidad; se desprecia la faceta lúdica fundamental en la educación
humanista. De esta forma, además de que con la dinámica se presentó la
oportunidad de romper con la figura acartonada de literato riguroso, se
pusieron en juego aspectos poco trabajados en la academia: la creatividad y el
interés subjetivo por realizar un objeto marcado por la expresión estética
personal. He aquí otra dimensión enteramente descuidada en la educación
superior: el sujeto. Es decir, se ha propagado la infundada creencia en el
ámbito universitario de que el profesionalismo consiste en la objetividad-la
autonomía del conocimiento y el mundo de las ideas-, olvidando que el
aprendizaje nace del interés del individuo por saberes que solo cobran vida al
ponerse en práctica e internalizarse-subjetivarse-.
Aquello,
me llevó a recordar lo afirmado por Teresa Colomer y Ana Camps en relación con
los procesos de lectura, allí las escritoras aluden a la importancia de las
dinámicas de significación que entraña el manejo del lenguaje. También, se hace
referencia a la construcción de sentido y el potencial simbólico de la lengua
cuando entra en contacto con la emotividad del educando. Por consiguiente,
aconseja al docente a establecer un vínculo afectivo entre el estudiante y este
sistema representacional del que va a servirse para abstraer y nominar el
universo que le rodea. De este modo, ha de resaltarse que rescatar la dimensión
interpersonal inherente a procesos de desarrollo cognitivo, origina una interdependencia
entre el comprensión y conocimiento necesaria para que el sujeto se apropie de
los signos que le permitan descifrar, expresar y recrear su entorno. Esto
constituye una antítesis del paradigma educativo tradicional, cuyo enfoque
pretende aprehender la realidad únicamente a partir del recurso a la memoria y
reiteración lingüística, habilidades que por sí solas no constituyen medios
semióticos de comunicación.
Así, después de haber puesto un poco de resistencia
ante la actividad más por la falta de costumbre al momento de desarrollar
ejercicios fuera de lo convencional que por desagrado hacia la tarea, descubrí
que son justo este tipo de prácticas las que se requieren en el ámbito
pedagógico para optimizar los procesos de aprendizaje.